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En la oscura nave de la estación de Amberes -así empieza su historia el narrador- había un hombre joven, rubio, con pesadas botas de excursionista, unos pantalones de faena azules y una vieja mochila, ocupado intensamente en tomar notas y hacer dibujos en un cuaderno. El narrador lo observa fascinado, y entonces comienza una relación que, unas veces más íntima, otras más distante, se desarrolla durante decenios y va cautivando cada vez más a quien la narra. Jacques Austerlitz se llama el enigmático extranjero y, sólo cuando la casualidad vuelve a reunir a los dos hombres en los lugares más inesperados, se va revelando, paso a paso, la historia de ese viajero solitario y melancólico. Austerlitz, que vive en Londres desde hace muchos años, no es inglés. En los años cuarenta, siendo niño, un niño judío refugiado, llegó a Gales y se crió en casa del párroco de un pequeño pueblo, con el predicador y su mujer, personas mayores y tristes. El chico crece solitario y cuando, después de muchos años, conoce su verdadero origen y su nombre verdadero, sabe también por qué se siente extranjero entre los hombres.
En la oscura nave de la estación de Amberes -así empieza su historia el narrador- había un hombre joven, rubio, con pesadas botas de excursionista, unos pantalones de faena azules y una vieja mochila, ocupado intensamente en tomar notas y hacer dibujos en un cuaderno. El narrador lo observa fascinado, y entonces comienza una relación que, unas veces más íntima, otras más distante, se desarrolla durante decenios y va cautivando cada vez más a quien la narra. Jacques Austerlitz se llama el enigmático extranjero y, sólo cuando la casualidad vuelve a reunir a los dos hombres en los lugares más inesperados, se va revelando, paso a paso, la historia de ese viajero solitario y melancólico. Austerlitz, que vive en Londres desde hace muchos años, no es inglés. En los años cuarenta, siendo niño, un niño judío refugiado, llegó a Gales y se crió en casa del párroco de un pequeño pueblo, con el predicador y su mujer, personas mayores y tristes. El chico crece solitario y cuando, después de muchos años, conoce su verdadero origen y su nombre verdadero, sabe también por qué se siente extranjero entre los hombres.